¿Qué es la dieta Keto?

La dieta cetogénica o «Keto» es una dieta rica en grasas y baja en carbohidratos que se ha utilizado durante siglos para tratar ciertas condiciones médicas, como la diabetes y epilepsia en niños. Desde la década de los 70´s, esta dieta surgió como estrategia de pérdida de peso, popularizada por el Dr. Atkins.

Hoy en día, otras dietas bajas en carbohidratos incluyen las dietas Paleo y Dukan, que son altas en proteína pero moderadas en grasa. En contraste, la dieta Keto se distingue por su contenido excepcionalmente alto en grasa, típicamente del 70-80%, aunque con una ingesta moderada de proteína.

¿Cómo funciona?

La premisa de la dieta Keto para perder peso es, que si se priva al cuerpo de glucosa (la principal fuente de energía de las células, que se obtiene al comer carbohidratos), un combustible alternativo llamado cetona se produce a partir de la grasa almacenada (de ahí el término “ceto”-génico).

Nuestro cerebro requiere glucosa en un suministro constante diariamente (aproximadamente 120 gramos diarios), porque no puede almacenar glucosa como otros órganos del cuerpo. Cuando se comen pocos carbos, el cuerpo primero extrae la glucosa almacenada en el hígado y músculos. Si esto continúa durante 3-4 días y la glucosa almacenada se agota, los niveles en sangre de insulina bajan, y el cuerpo comienza a usar la grasa como su combustible principal. El hígado produce cetonas a partir de la grasa, que se pueden usar en ausencia de glucosa.

La dieta Keto

Generalmente se reduce la ingesta total de carbohidratos a menos de 50 gramos al día, y puede ser tan baja como 20 gramos diarios. En general, se sugiere un promedio de 70-80% de grasa del total de calorías diarias, 5-10% de carbohidratos y 10-20% de proteínas. La cantidad de proteína en esta dieta se mantiene moderada en comparación con otras dietas, porque comer demasiada proteína puede prevenir la cetosis.

Existen muchas versiones de dietas cetogénicas, pero todas prohíben los alimentos ricos en carbohidratos. Algunos de estos pueden ser obvios: almidones de granos refinados e integrales como pan, cereal, pasta, arroz y galletas; papa, maíz y otros vegetales con almidón; jugos de frutas. Algunos que pueden no ser tan obvios son los frijoles, las leguminosas y la mayoría de las frutas. La mayoría de los planes cetogénicos permiten alimentos con alto contenido de grasas saturadas, como cortes grasos de carne, carnes procesadas, tocineta y mantequilla, así como fuentes de grasas no saturadas, como nueces, semillas, aguacates, aceites vegetales y pescado graso.

¿Peligros potenciales?

Seguir una dieta muy alta en grasas puede ser difícil de mantener. Los posibles síntomas de la restricción extrema de carbohidratos que pueden durar de días a semanas incluyen hambre, fatiga, mal humor, irritabilidad, estreñimiento, dolores de cabeza y «niebla» cerebral. Aunque estos sentimientos incómodos pueden disminuir, estar satisfechos con la limitada variedad de alimentos puede presentar nuevos desafíos.


Se han sugerido algunos efectos secundarios negativos de una dieta cetogénica a largo plazo, como un mayor riesgo de cálculos renales y osteoporosis, y un aumento de los niveles en sangre de ácido úrico.

En conclusión

La investigación disponible sobre esta dieta aún es limitada. Se ha demostrado que proporciona beneficios a corto plazo en algunas personas, como la pérdida de peso y las mejoras en el colesterol, azúcar y presión. Sin embargo, estos efectos después de un año en comparación con los efectos de las dietas convencionales no son significativamente diferentes.


La eliminación de varios grupos de alimentos y la posibilidad de síntomas desagradables pueden dificultar su cumplimiento, así que no es ¨para cualquier persona¨.

Una dieta cetogénica puede ser una opción para personas que han tenido dificultad para perder peso con otros métodos. La proporción exacta de grasa, carbohidratos y proteínas necesaria para lograr beneficios varía entre persona y persona. Por lo tanto, si elige comenzar esta dieta, consulte con su nutricionista  para controlar de cerca cualquier cambio bioquímico y prevenir deficiencias nutricionales, y crear un plan de comidas que se adapte a sus condiciones de salud existentes.